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108 LA CAMPAÑA

ñaba la quilla. Navem interea, formidabili vicissitudine, modo altollebant ad usque sydera, immaniler assurgentes unde; modo magno omnium horrore dehiscentes, ad usque tártara deprimebant.

Los relámpagos deslumbradores que continuamente incendiaban las tenebrosas nubes; el poderoso rugido del trueno, que retumbaba con siniestro eco en el ámbito estenso de la bahía; los mil estraños ruidos de á bordo; el crujir de las cuerdas, el golpear del timon, el rechinar de la máquina, el azotar de las olas y el chasquido del granizo, que caia espeso sobre enbierta, imponian pavor al ánimo más esforzado; y mientras tanto las olas barrian la cubierta, y el agua empezaba á inundar nuestros camarotes .¡Oh! ¡cuántas gracias daba á Dios de que esto sucediera cuando el hospital estaba completamente vacio, porque horrorizaba el pensar lo que hubieran tenido que suftir los heridos que con tal temporal hubiéramos tenido á bordo!

Nihil violentum durabile: con esta tempestad de 4 horas concluyó el temporal de Levante de tan funesta recordación para el ejército de África, y el tiempo y la mar comenzaron á calmarse, pero no fué posible salfar á tierra hasta el dia 10. El primer médico D. José Serra hubo de quedarse enfermo en Céuta, á consecuencia del horrible mareo que acababa de sufrir, y yo me dispuse para volver con la escuadra á donde estaba nuestro ejército, por cuya suerte teníamos vivas ¡nquietudes, Vinieron en el Barcelona algunos pasajeros, entre los que tuve la satisfaccion de encontrar 4 los escritores D. Cárlos Navarro y“D, Pedro de Alarcon, que con los Vicáma, Nuñez de Arce, Lafuente y Caunedo, eran en este ejército representantes de las letras, nunca en España reñidas con las armas. Al pasar por el sitio donde tan