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DE MARRUECOS

paña de hoy sabe llevar dignamente el glorioso legado que le trasmitió en la historia la España de otros tiempos: y dando un mentís á los que viéndola desvalida la creyeron degenerada, ha demostrado á la faz del mundo que puede evocar, sin que la afrenten, los heróicos hechos del Cid y de Guzman, de los Gonzalos y Cisneros, porque los manes de estos héroes ilustres han vuelto satisfechos á sus tumbas, despues de contemplar renovadas sus proezas en las proezas de sus hijos. Ha demostrado que los españoles de hoy sabrian reconquistar su nacionalidad como los españoles de Pelayo, y al renovar así los laureles más brillantes de su tradicion histórica, ha hecho ver que todavía puede blasonar de firmeza en los castillos, y de valor en los leones que adornan esas banderas que otra vez han tremolado vencedoras, sobre los adarves de una ciudad morisca.

Pero ha hecho más: no solo ha demostrado que tiene el brio y la pujanza que heredára de sus padres, sino que á estas prendas, que son iguales hoy que en la edad media, sabe reunir todos los progresos, que así en la ciencia de la guerra como en las demás, ha podido traer la civilizacion creciente de este siglo. Fieros en el combate, magnánimos en las adversidades, sufridos en las penalidades, hábiles en sus maniobras, prudentes en sus designios, firmes en sus resoluciones, pero generosos en el trinnfo, tolerantes y compasivos con el vencido, no han dado pretesto á que escritores envidiosos de nuestra gloria intenten empañarla con los recuerdos de crueldad y fanatismo con que se han querido afear nuestras guerras de América y de Flandes.

Hoy la Europa, por medio de sus representantes militates, ha podido juzgar la organizacion de nuestro ejército, en el terreno y en el trance en que más podia aparecer cual-

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