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DE MARRUECOS.

La temperatura era la que corresponde á un lugar mon- tañoso y elevado situado entre dos mares, esto es, muy vária y más que todo húmeda: estábamos en el mes de Noviem- bre, y al paso que el calor se hacia sentir de día con bas- tante intensidad, por la tarde se coronaban de nubes las cum- bres de Sierra Bullones, siendo muy frecuentes los aguaceros torrenciales: por la noche la temperatura bajaba de una ma- nera considerable, de suerte que las oscilaciones diarias en- tre su máxima y mínima eran muy estensas.

Nuestro campamento formaba un cuadrilongo que se es- tendia desde la Mezquita hasta el Serrailo, ocupando dos cumbres paralelas y la cañada que las divide. La altura ma- yor, que es la del Serrallo, está á 480 pies sobre el nivel del mar. Delante del Serrallo teníamos el barranco llamado del Tatierno, que constituia una trinchera natural, y en su fondo comenzaba la montaña cubierta de bosques, en cuya cum- bre, á 1120 piés sobre el nivel del mar, se habia construido el reducto de fsabel II: no existia entonces ninguno de los que despues se han ido levantando en el lomo de esta mon- taña, y aun aquel estaba muy lejos de haber adquirido la solidez que hoy ofrece. A la derecha de este reducto, miran- do al enemigo, descendía la cumbre para volver á repechar- se y de nuevo á declinar hasta el mar, formando un cono en cuyo vértice se levantaba la Casa del Renegado, coronada tambien con el pendon español.

Desde estas alturas, fronteras entonces de nuestra ocu- pacion, paralelas al monte de la Mona, bajaba el monte has- ta una cañada donde había algunas casas delabor, que algo fortificadas, demostraban la poca confianza que recí- procamente se inspiran aquellos naturales; y luego empeza- ban á empinarse colinas y rocas superpuestas, sembradas