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DE MARRUECOS.

más adelantados , hice que con el arroz, carne y galleta que se me habia entregado, se dispusiera la comida desde luego, el caldo que pudiera necesitarse durante la noche, y una sopa para el desayuno del dia siguiente. No fué muy fácil esta tarea, careciendo de utensilio y no siendo bastante capaz a que pudo prestarme la cocina del buque: y tambien fué difícil su distribucion, porque la mayor parte de los soldados no traían, como procedentes del hospital, sus cazuelas de lata; pero al fín se rememedió la necesidad del mejor modo posible, y mis pobres soldados, envueltos en sus mantas, se tendieron sobre cubierta para pasar resignados la última mala noche, con la dulce esperanza de verseal dia siguiente en la madre pátria. Como todos ellos iban en buen estado, tambien yo pude consagrar algunas horas al descanso.

Cuando la aurora arrebolaba el cielo, estaba yo sobre cubierta contemplando aquel bello espectáculo y el de las costas de España, que no habia presumido volver á ver tan presto: pero al mirar á mis enfermosque descansaban tranquilamente, vi que uno de ellos se quejaba de grande malestar; sus facciones estaban algo desencajadas, el pulso apenas si pude percibirle , la piel glacial, la punta de su lengua tambien fria como el mármol; ¡oh, era indudable, el CÓLERA estaba á bordo!....

No trataré de describir la honda amargura en que se sumió mi espiritu á tan lúgubre descubrimiento, al ver á tan horrible enemigo, pronto á arrebatarme aquellas 160 vidas de que yo era entonces responsable ; dolores son estos reservados al médico y que solo él comprende en toda su estension. Solo yo conocia el peligro, y era urgente que no se revelára á los ojos de nadie; que el triste espectáculo que iba