Página:La Eneida - Dalmacio Velez Sarsfield y Juan de la Cruz Varela.pdf/152

De Wikisource, la biblioteca libre.
Esta página no ha sido corregida
151
LIBRO TERCERO

ISI hierbas que arranco. Mirando á todas partes vi esta armada que llegaba la primera á estas riberas, y me entregué á ella, fuesen quienes fuesen, contento de escaparme de familia tan horrible. Quiero mas bien que vosotros me quiteis la vida con cualquier género de muerte."

Apenas había dicho estas palabras cuando en la alta montaña vemos al mismo pastor Polifemo mover la grande mole en medio de su rebaño, dirijiéndose á la costa por caminos bien conocidos. Monstruo horrible, coloso informe al cual se le ha arrancado el ojo: lleva en la mano el tronco de un pido y con el afirma sus pasos.

Las lagijeras ovejas le acompañan, ya su único goce y consuelo en su desgracia[1]. Despues que llegó al mar y tocó sus altas olas, se lavo el ensangrentado fluido que corria desde el ojo despedazado, bramando y rechinando sus dientes. Entrose en el medio del mar, y las olas sin embargo no llegan á su alto costado. Nosotros llenos de espanto nos apresuramos á huir lejos, recibiendo en las naves al suplicante Acquemenides que bien lo merecia.

Cortamos en silencio las cuerdas, y esforzando á porfia los remos corrimos por el mar. Nos sintió y volvió sus pasos hacia donde oia el ruido; pero viendo que sus manos no pueden alcanzarnos, ni igualar al seguirnos á las lijeras olas del mar Jonio, suelta un inmenso bramido con el que el mar y todas sus aguas se estremecieron, y la Italia entera quedó aterrada, y el Etna mujio