Página:La Eneida - Dalmacio Velez Sarsfield y Juan de la Cruz Varela.pdf/186

De Wikisource, la biblioteca libre.
Esta página no ha sido corregida
185
LIBRO CUARTO

invoca con voz de trueno[1] trescientas veces á los Dio ses, y al Erebo, y al Caos, á la triple Hecata, los tres rostros de la casta Diana. Riega la pira con agua que representa la del lago Averno. Esprime leche ponzoñosa y negro veneno de tiernas yerbas cortadas con tijeras de bronce á la claridad de la luna[2], pone tambien el hipomanes arrancado de la frente de un caballo recien nacido, sustraido á la avidez de la madre. Dido misma, cerca de los altares, teniendo en sus piadosas manos la sagrada mola[3], descalzada de un pié y desceñidos sus vestidos, pronta ya å morir, pone por testigos de su funesto destino á los Dioses y á los astros conjurados contra ella, y si hay algun Dios que cuide de los amantes traicionados, invoca su justicia y ruégale que se acuerde de vengarla.

Era la noche cuando en la tierra los cansados miembros de los mortales reposan en dulce sueño; en que se aquietan los bosques y los embravecidos mares, y en que todo enmudece en los campos; á la hora en que los astros ruedan en medio de su carrera; los ganados y pintadas aves; los seres que pueblan los cristalinos lagos, como los que se albergan en los bosques erizados de espinas, entregándose al sueño en la callada noche, mitigan sus cuidados y olvidan sus penas. Pero no asi el alma de la infeliz hija de Tiro. Jamás ella se adormece, ni hay noche para su corazon, ni para sus ojos.

Sus angustias se suceden. Vuelve otra vez á embrave-