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LIBRO SEXTO

la trompeta. El habia sido compañero del grande Héctor.

En las batallas siempre habia estado á su lado, ilustrándose con la danza y su claria. Despues que Aquiles vencedor, quitó la vida á Héctor, el invencible héroe se junto al Troyano Eneas, siguiendo así á un guerrero no inferior al otro; pero en ese dia mientras que el insensato hacia casualmente retumbar los mares con la hueca corneta, y desafiaba á los Dioses marinos con su belicoso sonido, Triton celoso de su honor, si puede creerse[1], lo toma y lo sumerge entre las rocas cubiertas de espuma.

Los Troyanos y principalmente el piadoso Eneas soltaban descompasados gritos alrededor del cadáver; y llorando se empeñan en cumplir å prisa las órdenes de la Sibila, y en alzar hasta el cielo la pila funeraria[2] amontonando árboles. Van á un antiguo bosque, espeso albergue de fieras; los pinos vienen al suelo; la encina cruge herida con las hachas de dos filos; grandes vigas de fresno y el roble fácil de romperse, son despedazados con cuñas, y hacen rodar de la montaña enormes robles. Eneas el mas empeñoso en aquellos trabajos y armado de iguales instrumentos, anima á sus compañeros; y estendiendo luego su vista por aquella inmensa selva, meditaba en su triste corazon estos deseos, y asi oraba en alta voz: "; Si ahora en un árbol de este espeso bosque se me presentase el ramo de oro, pues que ¡ay, oh Miseno! todo lo que la sacerdotiza me anunció de ti, ha sido asaz verdadero! "