de sus pasados delitos para quedar purgados. Las unas cuelgan suspendidas al arbitrio de los soberbios vientos, Otras son lavadas de sus impuros crímenes en el fondo de un vasto lago, ó son purificadas por el fuego. Así, sombras como somos, cada una purga sus delitos, y despues somos enviados al vasto Eliseo[1]. Pocas son las que ocupamos estos dichosos campos. Despues de concluido el periodo fijado y cuando un largo tiempo ha lavado las manchas de que estaban impregnadas y ha dejado puro el rayo de su simple esencia, y tan solo el celestial aliento, Dios llama al rio Leteo todas estas almas que en grande multitud vagaban desde mil años, para que olvidadas de lo pasado vuelvan á ver la celeste bóveda, y deseosas otra vez de vida recomiencen á vivir en otros cuerpos".
Dijo asi Anquises, y lleva á su hijo junto con la Sibila al medio de la bulliciosa turba y de aquel concurso de almas. El toma una altura desde donde pudiese ver á todas de frente en largas filas, y distinguir los rostros de las que pasaran. “Atiende, le dice, ahora te mostraré cuánta será en lo venidero la gloria del linage Dárdano; cuáles serán en Italia sus descendientes: yo te haré conocer las ilustres almas que han de esclarecer nuestros nombres, y te haré ver tus destinos.
"Ves á ese jóven apoyado en una lanza sin fierro?[2]. La suerte le ha puesto en las regiones mas inmediatas á la vida. El será el primero que de nuestra