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LIBRO SEXTO

gloria por tus proezas ó el miedo no te permite establecerte en la Ausonia?

"Quién es aquel que á lo lėjos veo tan venerable, ceñidas sus sienes con ramos de oliva y vestido con ornamentos sagrados? En su cabellera y blanquísima barba reconozco al Rey de Roma, el primero que dará las leyes al pueblo. Desde la pequeña Cures, y desde su pobre estado será elevado al grande imperio[1].

« El que le sucederá es Tulio, el cual romperá la paz de la patria y llamará á las armas á los pacificos Romanos, olvidados ya de sus victorias[2].

“El que cerca de él está es el vanidoso Anco que ya se muestra demasiado ansioso de aplausos populares.

"¿Quieres ver los Reyes Tarquinos y la soberbia alma de Bruto vengador de las leyes y las hazes restauradas? Este será el primero que reciba el poder Consular y las terribles hachas, Padre, celoso de la bella libertad, condepará á muerte á sus hijos que habrán suscitado guerras desconocidas en Roma. ¡Desgraciado! Cualquiera que sea el juicio de la posteridad sobre esta accion, triunfo sobre él el amor de la patria y un inmenso deseo de gloria.

"Mirad tambien allá á lo lejos á Decios[3], los Drusos y el inexorable Torcuato descargando la hacha consular sobre su hijo; y á Camilo recobrando del enemigo nuestros estandartes.

"Esas dos almas que vés ahora resplandecer con ar-