Página:La Escuela Moderna - Póstuma explicación y alcance de la enseñanza racionalista (1912).pdf/212

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dían individuos y comisiones a visitar la Escuela y a consultarme. Yo satisfacía complaciente sus consultas, desvanecía sus dudas y les excitaba a que entraran en la nueva vía, y pronto se iniciaron los propósitos de reformar las escuelas creadas y de crear otras nuevas 'tomando por tipo la Escuela Moderna.

El entusiasmo fué grande, hubo en él fuerza impulsiva capaz de realizar grandes empresas, pero surgió una dificultad grave como no podía menos de suceder: faltaban maestros, y, lo que es peor, no había medio de improvisarlos. Los profesores titulares, siendo ya escasos los excedentes, tenían dos géneros de inconvenientes, la rutina-pedagógica y el temor a las contingencias del porvenir, y fueron muy pocos, constituyendo honrosas excepciones, los que por altruismo y por amor al ideal se lanzaron a la aventura progresiva. Los jóvenes instruídos de ambos sexos que pudieran dedicarse a la enseñanza, constituían el recurso a que había que recurrir para salvar tan grave deficiencia; ¿pero quién les había de iniciar en el profesorado ?

į dónde habían de practicar su aprendizaje ? Se me presentaban a veces comisiones de sociedades obreras y políticas anunciándome que habían acordado la implantación de una escuela; disponían de buen local, podían adquirir el material necesario, contaban con la Biblioteca de la Escuela Moderna, -i tienen ustedes profesor ? negativamente confiados en que eso era cosa fácil de arreglar;- nada ; - les replicaba.

| les preguntaba yo, y me respondían pues, como si no tuvieran

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