Ir al contenido

Página:La Escuela Moderna - Póstuma explicación y alcance de la enseñanza racionalista (1912).pdf/246

De Wikisource, la biblioteca libre.
Esta página no ha sido corregida

elección, con una avidez bien comprensible. El chicuelo quiere vivir su vida, perseguir las mariposas, merodear con las abejas, frecuentarse con vecinos y vecinas, mientras en el interior del establecimiento sus compañeros languidecen con los brazos cruzados, momificados, sin moverse ni hablar, o se forman en filas por orden de estatura en el triste patio de árboles enfermizos, o son condenados a copiar diez veces un verbo.

La educación por el ambiente ha de comenzar con cosas y fenómenos que tengan un carácter general y común. Antes de la hora en que haya necesidad de definir y clasificar, dejemos al niño todo el tiempo y toda la latitud necesarios para conocer y observar.

Definir y clasificar resultará naturalmente de una experiencia largamente acumulada; no debe ser un medio, un método de educación prim actuales pedagogías se da la ciencia en pildoras.

Se atesta al niño de drogas en lugar de nutrirle.

La educación racional es ante todo la vida, no las definiciones ni las clasificaciones, que son cosas secas y muertas. Con el tiempo seguramente, cuando el entendimiento del joven humano se haya abierto suficientemente sobre el mundo, la definición podrá ser un corolario útil de la experiencia adquirida, una fórmula cómoda que cada cual podrá retocar a su gusto, según su personal manera de ver.

El objeto de la educación por el ambiente consiste en desarrollar la simpatía natural del hombre por ese mismo ambiente, en darle de él una comprensión amplia y positiva, cosa que apenas se hace en nuestro siglo en que reina el Vellocino de Oro. Hoy se comienza por dividir la fauna y la flora en animales y plantas útiles o perjudiciales al homo sapiens; como si todo eso hubiera sido creado y puesto en el mundo para nuestro uso. En nuestra era de mercantilismo, sólo nuestro inmenso egoísmo se interesa en la naturaleza, considerándola como una mina explotable o a veces como un espectáculo a propósito para suscitarnos sensaciones agradables. «Después de mí el fin del mundo», piensan nuestros amos modernos, productos dignos de una educación para uso de los capitalistas.

El objeto de la educación por el ambiente, al con- En nuestras

242