Página:La Escuela Moderna - Póstuma explicación y alcance de la enseñanza racionalista (1912).pdf/75

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La aglomeración en que viven los escolares, el uso de un solo retrete, de un solo vaso, el cambio de cartapacios y de lapiceros que pasan de mano en mano y de boca en boca, el regalo mutuo de pan o de golosinas, todo esto es una promiscuidad peligrosa a la colectividad. Sé de muchos padres que, mal de su grado, han tenido que renunciar a la instrucción de sus hijos en la escuela, porque en ella enfermaban a cada paso. Si se revisaran los edificios y el mobiliario escolar de nuestros colegios, pocos responderían a una organización higiénica mediocre.

Pero no se trata de esto. Seamos prácticos. Aun cuando se dispusiera de un gran capital para montar escuelas de nueva planta con arreglo a los dictados de un higienista, no interrumpiríamos la instrucción bruscamente mientras se derribaran y se construyeran los edificios.

Por consiguiente, obligados a utilizar el material existente, creo que se le puede mejorar sin grandes esfuerzos, con sólo establecer la protección e instrucción higiénica en las escuelas. No se necesitan palacios relumbrantes; para difundir la instrucción bastan salas amplias, de luz abundante y aire puro, donde los escolares estén protegidos.

En otros países esta reforma ha partido del Gobierno ; aqu... me parece que la iniciativa de los particulares puede subsanar estas deficiencias con gran provecho de sus propios intereses. Los maestros de escuela encontrarán médicos que les secunden en esa campaña higiénica escolar. Los directores de colegios podrán encontrar el concurso médico con poco

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