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CANTO SEGUNDO

840 Hipótoo acaudillaba las tribus de los valerosos pelasgos que habitaban en la fértil Larisa. Mandábanlos él y Pileo, vástago de Marte, hijos del pelasgo Leto Teutámida.

844 Á los tracios, que viven á orillas del alborotado Helesponto, los regían Acamante y el héroe Píroo.

846 Eufemo, hijo de Treceno Céada, alumno de Júpiter, era el capitán de los beligeros cicones.

848 Pirecmes condujo los peonios, de corvos arcos, desde la lejana Amidón, de la ribera del anchuroso Axio, cuyas límpidas aguas se esparcen por la tierra.

851 Á los paflagones, procedentes del país de los énetos, donde se crían las mulas cerriles, los mandaba Pilémenes, de corazón varonil: aquéllos poseían la ciudad de Citoro, cultivaban los campos de Sésamo y habitaban magníficas casas á orillas del Partenio, en Cromna, Egíalo y los altos montes Eritinos.

856 Los halizones eran gobernados por Odio y Epístrofo y procedían de lejos: de Álibe, donde hay yacimientos de plata.

858 Á los misios los regían Cromis y el augur Énomo, que no pudo librarse, á pesar de los agüeros, de la negra muerte; pues sucumbió á manos del Eácida, el de los pies ligeros, en el río donde éste mató también á otros teucros.

862 Forcis y el deiforme Ascanio acaudillaban á los frigios, que habían llegado de la remota Ascania y anhelaban entrar en batalla.

864 Á los meonios los gobernaban Mestles y Ántifo, hijos de Talémenes, á quienes dió á luz la laguna Gigea. Tales eran los jefes de los meonios, nacidos al pie del Tmolo.

867 Nastes estaba al frente de los carios de bárbaro lenguaje. Los que ocupaban la ciudad de Mileto, el frondoso Ptiro, las orillas del Meandro y las altas cumbres de Micale tenían por caudillos á Nastes y Anfímaco, preclaros hijos de Nomión; Nastes y Anfímaco, que iba al combate cubierto de oro como una doncella. ¡Insensato! No por ello se libró de la triste muerte, pues sucumbió en el río á manos del Eácida, del aguerrido Aquiles, el de los pies ligeros; y éste se apoderó del oro.

876 Sarpedón y el eximio Glauco mandaban á los que procedían de la remota Licia, de la ribera del voraginoso Janto.