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Del miedo inseparable compañera;
Y sus Xefes estaban afligidos
De una tristeza y luto intolerable.
Como el helado Bóreas, y el ligero
Impetuoso Zéphiro que soplan
Desde los yertos climas de la Thracia,
Agitando el mar vasto de improviso,
Hacen subir en alto el negro fluxo,
Que fuera de la mar mucha alga arroja;
Asi el temor agita con violencia
El corazon á todos los Argivos.
El gran hijo de Atreo, consternado
Del mas vivo dolor, iba corriendo
Por todo el campamento, dando orden
A sus fieles Heraldos, que sin ruído
Llamasen á los Griegos á asambléa,
Y él mismo á los dispersos convocaba.
Sentados, pues, ya todos en consejo,
Penetrados de luto y de tristeza,
Agamenón en medio se levanta,
Lágrimas abundantes derramando
Como vierte una fuente de agua turbia
Desde una piedra negra sus raudales;
Y exhalando suspiros muy profundos
Habló entre los Argivos de esta suerte: