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Que en el fondo del mar sentada estaba
Al lado de su ilustre padre anciano;
Y saliendo de pronto de las ondas
En forma de una niebla, tiernamente
A su lado se sienta, y con sus manos
Tan divinas le enjuga las mexillas,
Lo abraza con amor, y asi le dice:
„Hijo querido mio, ¿por qué lloras?
„¿Qué tristeza te aflije internamente?
„Habla, nada me ocultes, y haz que sepa
„La causa de este llanto tan extraño,
„Para poner remedio á qualquier daño.”
 Dando un suspiro tétrico y profundo,
Aquiles le responde: „Madre amada,
„Si tú sabes la causa de mi llanto,
„Para qué fin me mandas la repita?
„Ya sabes como fuimos al asedio
„De la ciudad de Thebas eminente,
„Donde Etión reynaba, que fue presa,
„De quanto en ella habia saqueada,
„Y que aqui los despojos conducimos.
„Los Griegos los partieron entre todos,
„Y á la bella Chryseida destinaron
„Para el hijo de Atreo. Mas Chryséo,
„Padre de ella, y de Apolo Sacerdote,