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Con un vuelo tan rápido y ligero,
Como un astro que Júpiter envia
A una Armada ó Exército copioso
Por señal prodigiosa, que luciente
De sí despide chispas muy brillantes;
Asi se arroja Palas á la tierra
Entre los dos Exércitos briosos.
Al verla, pues, los Griegos y los Teucros,
Atónitos se quedan y admirados,
Y los unos á otros se decian:
„O vamos á tener aún una guerra
„Del todo perniciosa, ó pugna grave,
„O Júpiter, que es árbitro supremo
„De la paz y la guerra entre los hombres,
„Ahora ya quiere hacer se perpetúe
„Entre estas dos naciones la alianza,
„Aplacando el furor de su venganza.”
 Asi hablaban Acheos y Troyanos;
Y tomando Minerva la figura
Del deiforme Laodoco, que era hijo
Del ínclito Antenor, entra en las filas
De los Teucros, buscando en todas partes
A Pandaro valiente y gran guerrero.
Le halla en pie entre las tropas belicosas,
Que desde el rio Esepo le seguian,