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Aparta de él las Moscas porfiadas,
Temiendo le despierten si le pican;
La gran Palas dirige de esta suerte
Esta flecha funesta, á donde unido
Estaba el tahalí con broches de oro,
Y como una coraza doble hacía.
Rompe primeramente el mortal dardo,
Estos broches de oro y la coraza,
Y no estando su impulso aún extinguido
Rompió tambien la plancha que tenia
Báxo de la coraza, donde el golpe
Tambien se mitigó; pero con todo
El cutis le rompió aunque levemente,
Y al punto cae la sangre de la herida.
Asi como el marfíl mas terso y blanco,
Que una muger de Caria ó de Meonia
Ha pintado con púrpura exquisita
Para hacer los extremos de los frenos,
Los que tiene en su casa, aunque desean
No pocos poderosos el llevarlos,
Y para un Rey se guardan, como adórno
Del Caballo, y tambien del Caballero;
De este modo, divino Menelao,
Tus piernas se tiñeron al instante,
De aquella sangre tersa que salia,