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Y hasta tus bellas plantas se extendia.
 Agamenón, Rey de hombres, se sorprehende
Al ver salir la sangre de la herida,
Y no menos se asusta Menelao.
Mas quando vió los ganchos de la flecha
Pendientes de la ropa, nuevamente
Volvió á cobrar valor. Pero al instante
Agamenón cogiendole la mano,
Le dixo con sollozos muy profundos,
Suspirando tambien sus compañeros:
„¡Oh caro hermano! ¡ para darte muerte
„Solamente los pactos he extrechado
„Exponiendote solo á que pugnases
„Por parte de los Griegos, con los Teucros!
„Mira como los Teucros te han herido,
„Y ya los fieles pactos quebrantado.
„Pero no serán vanos ciertamente
„Ni el sacro juramento, ni la sangre
„De los tiernos Corderos derramada,
„Ni libaciones, ni la fé segura
„En que uniendo las diestras confiamos.
„Aunque ahora el grande Olympio nos parece
„Que omite castigar esta perfidia,
„Al fin se acordará de vindicarla,
„Y entonces pagarán con sus cabezas,