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Estaban ocupados, percibieron
Que los Teucros venian á envestirlos,
Cubiertos con sus armas y broqueles.
Los Griegos á tomar vuelven las suyas,
Y tan solo se acuerdan del combate.
No hubieras visto entonces al divino
Agamenón confuso ni perplexo
Para entrar en refriega, antes á todos
Exhortaba con priesa á la batalla.
Al pronto no se sirve de su carro,
Lo dexa á Eurymedonte, con la orden
De que no lo tuviese muy distante,
A fin de que si andando entre las filas
Para arreglar su Exército en batalla,
Se viese del cansancio fatigado,
Pudiese cerca de él hallarse al punto.
Este fiel escudero le obedece,
Y tiene un poco aparte sus fogosos
Y veloces Caballos, que cubiertos
Estaban con la espuma que arrojaban,
Y el ayre con relinchos ocupaban.
El fiero Agamenón á pie recorre
Las filas y escuadrones de los Griegos,
Y á aquellos que ya prontos encontraba,
Asi con sus palabras animaba: