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Asi como un Pastor que está sentado
Encima de una altura, al ver la nube
Que viene por el mar, estimulada
Del soplo de los Zéphiros furiosos,
Y le parece al verla desde lexos
Negra como la noche, y que amenaza
Una furiosa tempestad horrible,
Queda elado de susto y de temores,
Y recoge el ganado en una cueba;
Asi de aquellos jovenes briosos
Las espesas escuadras parecian,
Pues armados de lanzas y broqueles
Que causaban horror, espánto y miedo,
Seguian al combate apresurados,
A estos Ayax sus Xefes esforzados.
El Rey Agamenón se alegra al verlos,
Y dice á sus Caudillos de esta suerte:
„¡Oh Xefes de los ínclitos Argivos
„Yo no puedo mandaros, ni conviene,
„Que inciteis vuestras tropas al combate,
„Porque exhorta animoso vuestro exemplo
„A que todas combatan fuertemente.
„¡Ojalá que el gran Jove, que Minerva
„Y Apolo permitiesen que yo hallase
„En los pechos de todos este aliento!