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Estaban uno y otro muy tranquilos,
Porque no habian oído todavia
El ruído ni el clamor de la batalla,
Pues las phalanges Teucras y las Griegas
Apenas comenzaban á moverse,
Y estos dos Capitanes esperaban
Que otro qualquiera cuerpo de los Griegos
Hiciese hostilidad á los Troyanos,
Para que asi viniesen á las manos.
 Agamenón al verlos les reprehende,
Con palabras veloces de esta suerte:
„Hijo del Rey Peteo, y tú que siempre
„En astucias y ardídes solo piensas,
„¿Por qué causa aqui estais tan sorprehendidos,
„Y esperais temerosos á los otros?
„A, vosotros tocaba ciertamente
„Ir entre los primeros al combate,
„Y á la ardiente batalla asi oponeros.
„Vosotros los primeros habeis sido
„Que he llamado al convite, quando á todos
„Los Caudillos de Grecia he convidado:
„Alli carnes asadas se comian,
„Y se bebian copas de buen vino
„Hasta quedar saciados: mas ahora
„Aunque fuesen delante de vosotros