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Y prestando favor á los Troyanos.
Asi Marte cumplia los preceptos
Que le habia intimado Febo Apolo
(Que su espada de oro siempre lleva),
De excitar al combate á los Troyanos
Quando vió que Minerva se ausentaba,
Que era de los Argivos protectora.
Apolo mientras tanto sacó á Eneas
De aquel sacro lugar en donde estaba,
Y en el pecho del Rey Pastor de pueblos
Inspiró nueva fuerza y osadía.
Eneas de repente comparece
En medio de sus bravos compañeros,
Los que se alegran mucho al verle vivo
Sálvo, y de un nuevo aliento reanimado;
Pero no le preguntan cosa alguna,
Pues no lo permitia el gran conflicto
Que excitaban Apolo, el fiero Marte,
Y la insaciable y pérfida Discordia.
Los dos Ayax, Ulises y Diomédes
Incitaban los Danaos al combate,
Aunque por sí estas tropas no temian
Ni el vigor, ni las fuerzas de los Teucros,
Ni sus furiosos gritos, ni amenazas,
Yá pie firme esperaban, semejantes