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A las espesas nubes que el Saturnio
Junta en tiempo sereno en la eminencia
De las altas montañas, quando duermen
El terrible Boreas, y los otros
Vientos impetuosos, que disipan
Soplando las opacas densas nubes
Con horrisonos silbos ; de esta suerte
Esperaban los Danaos á pie firme,
Y sin ponerse en fuga á los Troyanos.
El magnánimo Atrida iba corriendo
Por todo aquel Exército brioso,
Sus ordenes á todos intimando,
Y á sus bravos Soldados exhortando.
 „¡Oh amigos mios (dice) ahora es forzoso
„Que demostreis sois hombres de denuedo!
„Armaos de valor firme y constante,
„Y en el sangriento choque, la vergüenza
„De cometer alguna cobardía
„Unos delante de otros, os aníme
„A no volver la espalda. Entre los hombres
„Que de huír se avergüenzan, mas se salvan
„Que quedan en la muerte sepultados,
„En vez que los cobardes fugitivos
„Jamás á adquirir llegan la victoria,
„Ni fama de valor y eterna gloria.”