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„Y á causarle fatigas y dolores.”
 Asi Júpiter dixo; y obediente
La venerable Juno á sus preceptos,
Con el látigo agita sus Caballos,
Los que volando van con ligereza
Entre la tierra y estrellado Cielo.
Tanto espacio en los ayres como advierte
Sentado un hombre en un excelso escollo
Mirando de la mar las negras ondas,
Tanto pasan de un salto los fogosos
Caballos de los Dioses poderosos.
 Quando llegaron inmediato á Troya
Allá donde el Simois y Escamandro
Mezclan sus olas rápidas y blancas,
Juno pára su carro, y al momento
Desunce los Caballos, á los quales
Circuye de una oscura y densa niebla,
Al instante el Simois cristalino
Cubre para que pasten sus riveras
De divina ambrosía, y las dos Diosas
Como Palomas tímidas caminan,
Deseosas de dar luego socorro
A las tropas Argivas. Quando llegan
Al sitio en donde estaban las mas fuertes
Y numerosas tropas reunidas