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Habia doce tálamos hermosos
De piedra bien labrada, colocados
Uno cerca del otro, en que dormian
Los yernos de Priämo con sus castas
Y púdicas esposas. Aqui sale
Al encuentro su madre, que á este tiempo
Iba á la rica estancia de su hija
La Princesa Laodice, la mas bella
De todas las demás, y en el instante
La mano le apretó, y asi le dixo:
„Hijo, ¿por qué ahora vienes, y has dexado
„El áspero combate? ¿Por ventura
„Los detestables hijos de la Grecia
„Causan ya mucho daño combatiendo
„En torno á la ciudad? ¿Acaso vienes
„Por ultimo recurso á nuestro Alcazar
„A levantar las manos ácia Jove?
„Mas detente un momento mientras traygo
„Un dulce vino aqui para que al punto
„Hagas al grande Jove libaciones,
„Y á los demás excelsos Inmortales,
„Y recobres tu fuerza, porque el vino
„Aumenta las del hombre fatigado,
„Como ahora tú lo estás por la defensa
„De todos los magnánimos Troyanos,