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Tanto el dolor te oprime, por que el llanto
Tu rostro inunda al escuchar de Grecia
La proeza y de Troya los estragos.
Estas fieras catástrofes son obra
De los Dioses, que llevan por intento
Dar leccion á los siglos venideros
Y ser de nuestros cantos el objeto.
¿Acaso de Ílion bajo los muros
Un deudo hayas perdido, un suegro, un yerno?
¡Dulces nombres y siempre dulces lazos,
Despues de los de sangre los mas caros!
¿Acaso, en fin, perdiste un compañero
De tu juventud tierna, ó confidente
De tus mas encubiertos pensamientos?
¡Ah! un amigo cauto y virtuoso,
Cual un hermano, está en el alma puesto.»


CANTO NOVENO.

NARRACION.


«¡Oh rey que todos aman y veneran!
Responde Ulises al preguntar grave
Del augusto Alcinó; ¡cuál noble fiesta![1]

  1. Platon en su república se indigna mucho de que Ulises, el mas sabio de los hombres, ponga los deleites sensuales sobre todos los bienes posibles y dice que es una moral perversa. Nosotros pensamos como Platon, pero quisiéramos poderle observar que Ulises es un sabio de entonces, pues si así no fuese, infinitas veces sus máximas y sus acciones, aplicadas a la moral que se ha conocido mas tarde, serian perversidades en vez de virtudes.