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Esta vez no obtendrá el fin que desea.
Mientras persista en el fatal designio
Que enemigas Deidades la sugieren,
Consumiendo tu hogar nos vengarémos;
Eterna fama ella obtendrá por cierto;
Mas miseria y dolor te habrá legado.
No saldrémos por fin de tu palacio
Ni nos harás tornar á nuestros lares,
Hasta que luzca el día en que se vea
Unida al que sus votos mas merezca. »
« ¿Cómo, Antinó, Telémaco prorumpe,
Yo de mi casa echar la que en su seno
Mi existencia nutrió, que me dió el día?
¡Oh no juzgues en mi tanta torpeza!
No sé si murió Ulises, ó si acaso
En remoto confin la vida arrastra;
Mas si le late el pecho, si volviese,
A sus ojos, despues de tal delito,
Que osara yo mostrarme cómo fuera?
Vivo, con muerte atroz me castigara,
Y sus manes, si yace ya en la tumba,
Vengaran de Natura tal afrenta.
Mi madre misma, echada de este alcázar,
Invocara las furias del Averno
Y Dioses y hombres yo temer debiera.
La riqueza en que Ícaro dotóla[1]
Fuera ley devolver. ¡Oh nunca sea
Que de mi mano tan fatal sentencia.
Mas ora, aunque se irriten vuestros odios,
Vosotros alejaos del palacio;
Buscad otros festines; una á una
Vuestras casas perded, y de estas ruinas
Solos, sufrid al fin las consecuencias.

  1. Esta espresion en boca de Telémaco es un lunar muy feo; por desgracia esta clase de defectos son en Homero harto comunes; pero tambien es preciso no olvidar que las ideas morales de aquellos tiempos, eran muy distintas de las nuestras.