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En tanto que Telémaco en la sala
Torna de los rivales á la vista.
La Diosa al tiempo mismo, por su parte,
De otras urgencias cura. Las semblanzas
De Telémaco toma y, por el pueblo,
A los robustos mozos se dirige:
Les dice su proyecto y les convida
A venir á la nave, desde el punto
En que la noche del brumal se vista.
Pedida ya á Noemon tiene una nao
Y aqueste, hijo de Phronio, sin demora
Fiel cumplimiento á su deseo otorga.
Ya toca el sol las olas y las sombras
Las calles cubren de su denso manto.
Luego la Diosa al mar lanzada tiene
La nave en cuyo centro ha reunido
Remos, velas, y jarcias y aparejos,
Y cuanto en caso tal es necesario,
Y en la parte del puerto mas remota
La deja asegurada. Los mancebos
Acuden anhelosos á su acento
Y ella con sus discursos les inflama.
Atenta luego á mas precisa astucia,
Toma al palacio y sobre los rivales
Vierte de un blando sueño las dulzuras.
Confúndense en sus mentes las ideas;
Sus manos ya las copas no sostienen;
Los párpados se cierran y el pie lento
En busca va de los usados lares,
Anhelando un descanso placentero.
Minerva entonces nuevamente toma
Las facciones de Mentor, y, llamando
A Telémaco, dice: « Ya dispuestos,
Los remadores tu alta seña esperan.
Marchemos, y nó mas una partida
Tan necesaria diferida sea. »
Dice y luego, con paso apresurado