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Salisteis? ¿qué intereses os conducen?
¿Acaso sois tan solo aventureros
Que del mar arrostrando los peligros,
Las vidas arriesgais con fin siniestro,
Para llevar á las agenas playas
Infortunio y pesar? » La Diosa amiga
De Telémaco puso ya en el seno
Firmeza noble y ánimo que baste
A interrogar á Nestor, y á pedirle
Del padre los destinos, y alta fama
En Grecia conseguir con tal esfuerzo.
Lleno pues de una insólita confianza
De aquesta suerte empieza: « ¡Oh de Neleo
Hijo piadoso y de la Grecia apoyo!
Saber deseas de cuál patria somos,
Y sin rodeo lo dirá mi labio:
Es Ítaca la cuna, desde donde,
Nó por pública mira, aqui venimos;
Es interes privado el que nos trae:
Las huellas busco del ausente padre;
Ulises voy pidiendo á los lugares
Donde su fama heróica ha llegado.
Me han dicho que lidiande al lado tuyo,
El alto honor contigo consiguiera
De derrocar de Troya el muro inmenso.
De cuantos griegos, en tal lid funesta,
Tristemente cedieron al Destino,
El lugar de la tumba es conocido;
Mas Júpiter, de Ulises todavía
El misterioso fin no ha revelado.
En qué tiempo, en qué playa sucumbiera
No puede declararnos ser humano,
Ni saber si cayó al hierro enemigo
O si le sepultó la mar insana.
Hé aquí lo que á tus plantas me conduce.
¡Oh, de tan cara suerte dime al punto
Cuanto tus ojos vieron; cuanto acaso,