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CANTO UNDÉCIMO

hasta á las mujeres que han de nacer, por virtuosas que fueren.»

435 »Así se expresó; y le contesté diciendo: «¡Oh dioses! En verdad que el longividente Júpiter aborreció de extraordinaria manera la estirpe de Atreo, ya desde sus orígenes, á causa de la perfidia de las mujeres: por Helena nos perdimos muchos, y Clitemnestra te preparó una celada mientras te hallabas ausente.»

440 »Así le hablé; y en seguida me respondió: «Por tanto, jamás seas benévolo con tu mujer ni le descubras todo lo que pienses; antes bien, particípale unas cosas y ocúltale otras. Mas á ti, oh Ulises, no te vendrá la muerte por culpa de tu mujer, porque la prudente Penélope, hija de Icario, es muy sensata y sus propósitos son razonables. La dejamos recién casada al partir para la guerra y daba el pecho á su hijo, infante todavía; el cual debe de contarse ahora, feliz y dichoso, en el número de los hombres. Y su padre, volviendo á la patria, le verá; y él abrazará á su padre, como es justo. Pero mi esposa no dejó que me saciara contemplando con estos ojos al mío, ya que previno con darme la muerte. Otra cosa voy á decir que pondrás en tu corazón: al tomar puerto en la patria tierra, hazlo ocultamente y no á la descubierta, pues ya no hay que fiar en las mujeres. Mas, ea, habla y dime sinceramente si oíste que mi hijo vive en Orcómeno, ó en la arenosa Pilos ó quizás con Menelao en la extensa Esparta; pues el divinal Orestes aún no ha desaparecido de la tierra.»

462 »De esta suerte habló; y le respondí diciendo: «¡Oh Atrida! ¿Por qué me haces tal pregunta? Ignoro si aquél vive ó ha muerto, y es malo hablar inútilmente.»

465 »Mientras nosotros estábamos afligidos, diciéndonos tan tristes razones y derramando copiosas lágrimas, vinieron las almas de Aquiles, hijo de Peleo, de Patroclo, del irreprochable Antíloco y de Ayax, que fué el más excelente de todos los dánaos en cuerpo y hermosura, después del eximio Pelida. Reconocióme el alma del Eácida, el de los pies ligeros, y lamentándose me dijo estas aladas palabras:

473 «¡Laertíada, de jovial linaje! ¡Ulises, fecundo en recursos! ¡Desdichado! ¿Qué otra empresa mayor que las pasadas revuelves en tu espíritu? ¿Cómo te atreves á bajar al Orco donde residen los muertos, que están privados de sentido y son imágenes de los hombres que ya fallecieron?»

477 »Así se expresó; y le respondí diciendo: «¡Oh Aquiles, hijo de Peleo, el más valiente de los aquivos! Vine por el oráculo de Ti-