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CAPÍTULO XII.

51 de la sangre de Abel [1] hasta la sangre de Zachàrias, muerto entre el altar y el Templo. Sí: yo os lo digo: á esta raza de hombres se le pedirá de ello cuenta rigorosa.

52 ¡Ay de vosotros, doctores de la Ley, que os habeis reservado la llave de la ciencia de la salud! Vosotros mismos no habeis entrado, y aun á los que iban á entrar, se lo habeis impedido.

53 Diciéndoles todas estas cosas, irritados los Fariseos y doctores de la Ley, empezaron a contradecirle fuertemente, y á pretender taparle la boca de muchas maneras,

54 armándole asechanzas, y tirando á sonsacarle alguna palabra de que poder acusarle.

CAPÍTULO XII.
Levadura de los Fariseos: no temer sino á Dios: rico del siglo: no inquietarse sobre comida y vestido. Tesoro y corazon en el cielo: administrador fiel y prudente: siervo violento é infiel. Jesus vino á poner fuego sobre la tierra. (Matth. 5, 6, 10, 11, 16, 19, 24. Marc. 3, 4, 8.)

1 Entre tanto, habiéndose juntado al rededor de Jesus tanto concurso de gentes que se atropellaban unos á otros, empezó á decir á sus discípulos: Guardáos de la levadura de los Fariseos, que es la hipocresía.