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SAN LUCAS.

aun tú temes á Dios, estando como estás en el mismo suplicio?

41 Y nosotros á la verdad estamos en el justamente, pues pagamos la pena merecida por nuestros delitos; pero este ningun mal ha hecho.

42 Decia despues á Jesus: Señor, acuérdate de mí, cuando hayas llegado a tu reino [1].

43 Y Jesus le dijo: En verdad te digo, que hoy estarás conmigo en el paraíso.

44 Era ya casi la hora de sexta ó el medio dia, y las tinieblas cubrieron toda la tierra hasta la hora de nona [2].

45 El sol se oscureció y el velo del Templo se rasgó por medio.

46 Entonces Jesus clamando con una voz muy grande, dijo: Padre mio, en tus manos encomiendo mi espíritu. Y diciendo esto, espiró.

47 Así que vió el centurion lo que acababa de suceder, glorificó á Dios, diciendo: Verdaderamente era este un hombre justo.

48 Y todo aquel concurso de los que se hallaban presentes á este espectáculo, considerando lo que había pasado, se volvian dándose golpes de pecho.

49 Estaban al mismo tiempo todos los conocidos de Jesus, y las mugeres que le habian seguido desde Galilea, observando de léjos estas cosas [3].


  1. ¡Admirable fé de este hombre! ya conoce que el reino de Jesu Christo no es de este mundo.
  2. Amos VIII. v.9.
  3. Psalm. XXVII. v.12.