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CAPÍTULO XVII.

brazas [1] de agua; y poco mas adelante, solo hallaron ya quince.

29 Entónces temiendo cayésemos en algun escollo, echaron por la popa cuatro áncoras, aguardando con impaciencia el dia.

30 Pero como los marineros, intentando escaparse de la nave, echasen al mar el esquife, con el pretexto de ir á tirar las áncoras un poco mas lejos por la parte de proa,

31 dijo Pablo al centurion y á los soldados: Si estos hombres no permanecen en el navío, vosotros no podeis salvaros.

32 En la hora los soldados cortaron las amarras del esquife, y le dejaron perder.

33 Y al empezar á ser de dia, rogaba Pablo á todos que tomasen alimento, diciendo: Hace hoy catorce dias que aguardando el fin de la tormenta estais sin comer, ni probar casi nada.

34 Por lo cual os ruego que tomeis algun alimento para vuestra conservacion, seguros de que no ha de perderse ni un cabello de vuestra cabeza [2].


  1. El paso de los latinos corresponde á una braza, ó al espacio que hay entre las extremidades de los brazos extendidos. Véase Monedas y Medidas.
  2. Dios habia prometido á san Pablo la vida de todos los que navegaban con él. (Véase el v. 24). Mas el santo no por eso espera un milagro: lo que espera es que Dios bendecirá los conatos y esfuerzos que hagan los marineros para evitar el naufragio. Nunca la confianza en Dios debe hacernos remisos ó indolentes en valernos de los medios que