Página:La bolsa de huesos - Eduardo L. Holmberg.pdf/108

De Wikisource, la biblioteca libre.
Esta página ha sido validada
— 108 —

—«Sí, como quien pide una narigada de rapé.»

—«Pfeh! de todos modos! ..... »

—« Usted comprende que, si vá á juzgar mi diálogo con ella por lo que le he referido, tiene derecbo para mandarme á Flandes, porque debí hacerle muchas preguntas relativas á cosas que interesarian á la Estadística; pero no á un lector de novelas. ¿Qué vá usted á ganar con saber qué edad tiene, dónde nació, quienes eran sus padres, si yo sabía todo eso?»

—«¿Cuánto tiempo estuvo usted en su casa?»

—«Tres horas.»

—«¡Amigo! en tres horas se conversa mucho.»

—«Y se hacen muchas preguntas.»

—«Y se dan muchas respuestas.»

—«Sí, pero esas las reservo para cuando me envíen del Perú la Cryptodynama purpurea

—«¿Y el perfume?»

—«¿Qué le importa á usted el perfume? Si todavía pudiéramos desterrar con él esas aguas inmundas y hasta hediondas que algunas personas usan en Buenos Ayres, para dominar con él hasta el olor del tabaco. Ah! valiera más todavía que resucitara el patchulí.»

—«Bueno, amigo; me voy; siga escribiendo. Con que ¿era linda la muchacha, eh?»

—«Vamos; modérese. Tiene más nervios que el simpático. Para poder comtemplar esa belleza, necesario es que se apodere de ella el abandono de