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—«Y ¿por qué no vas mañana?»

—«Porque puedo ir hoy.»

—«¡Caramba, compañero! no voy a tener tiempo; dentro de media hora tengo una junta.»

—«Bueno; no hay que aflijirse. Iré sin tí. ¿Quieres darme la direccion?

—«Europa, número tantos.»

—«¡Fiiiú! ¡está léjos! ¿Se anima Manuel á que vayamos hasta allá?»

—«Ya lo creo.»

—«Bueno, compañero; hasta mañana ó pasado. Tranquilízate y te prometo comunicarte muy pronto un resultado cualquiera. Que no se diga que un médico ha perdido su serenidad, y especialmente á causa de un asunto que no le incumbe. Hasta mañana.»

—«Hasta mañana.»

—«Pues amigo, á pesar de sus afirmaciones, yo insisto en que ese esqueleto es el de Nicanor B.»—dijo Manuel cuando el carruaje echó á andar.

—Ya le he dicho que ese esqueleto es de mujer.»

—«No es de mujer.»

—«Bueno; no es de mujer, ni de mono tampoco.»

--Con una salida semejante, me parece que no tiene más ni ménos razon.»

—«Tengo lo que me hace falta.»

—«Bah! Puede ponerse tan sério como quiera, pero no me doy por vencido.»