—«Vengo á verte con motivo de un estudiante de Medicina que falleció esta mañana. ¿De qué ha muerto?»
—«De una enfermedad al corazon.»
—«¿Consecutiva ó inicial?»
El Doctor Varolio miró á mi acompañante de cierto modo que me obligó á decirle:
—«Puedes hablar delante del Señor con toda confianza.»
—«No es que me falte; pero, como estas cosas sólo se conversan entre médicos.»
—«Doctor»—dijo Manuel—«si es por prudencia, me retiraré; y si es por la oscuridad de los términos, adivinaré lo que no entienda.»
—Nó, señor; no es necesario. Pues mira,»—agregó—«las opiniones no han estado uniformes. El enfermo ha sido visitado por varios médicos y estudiantes de los cursos superiores, los que, como sabes, se encuentran, como nosotros, en aptitud de juzgar.»
—«Es evidente. Y ¿en qué ha consistido la discrepancia?»
—« Unos piensan que se trata de una afeccion cardiaca, y los otros cerebral.»
—«Y los estudiantes ¿qué opinan?»
—«Estaban divididos....»
—«Como siempre.»
—«De modo que los dos grupos se componían respectivamente de estudiantes y de médicos.»