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de cuidarlos, quién había de consolarlos, quién había de fortificar su espíritu y asistir desinteresadamente su cuerpo?—Los árabes huían espantados, los europeos se acobardaban por temor al contagio; los recursos materiales cundían, pero los recursos del orden moral estaban casi reducidos á ellas.

Lesseps, como nuevo Napoleón, corre al punto en que la peste se desarrollaba, é infunde con su presencia y sus medidas la confianza que debe inspirar un guerrero en sus huestes; pero sin las hermanas que acompañan al riego, sin las hermanas que curan al varioloso, sin las hermanas que asisten inmediatamente al colérico, ¿qué hubiera hecho Lesseps sino espererse á morir, como se espusieron y murieron, en efecto, algunos elevados funcionarios de la compañía?

La conformación social del Egipto, tanto antiguo como moderno, no ha permitido nunca que las grandes obras se verifiquen sin enormes y repetidas desgracias. El canal de Necos costó la vida á 80,000 hombres En los tiempos modernos, ha costado a 30,000 la apertura del canal dulce que ha unido el Nilo con Alejandría, bajo la dirección de los califas. Durante las obras del camino de hierro inglés, perecieron multitud de trabajadores por falta de agua, á pesar de cuantas previsiones se habían adoptado para evitar esta catástrofe horrenda. Pues bien, el canal de Suez, puede abrirse, según Mr. Aubert Roche, jefe de la sanidad del istmo, pronunciando Mr. de Lesseps estas palabras:

—«Yo no he sacrificado un solo hombre.»

En efecto: en el istmo no ha habido ninguna catástrofe.

La inauguración del canal ha alcanzado á Mr. de Lesseps la mas envidiable de las glorias que puede conseguir el hombre en el mundo.

Es el triunfo del genio y de la fé cristiana.

Cuando Inglaterra procuraba á toda costa interrumpir la obra gigantesca, escribía Lesseps á mister Cobden estas palabras, que son de su inspiración:

«Desengañaos, caballero, yo me propongo aperire terram et daré pacem gentibus, que dijo el mismo Dios: yo no soy mas que un instrumento de que se vale la Providencia para realizar un inmenso progreso. Todo lo que se haga en contra mía es perdido.»

Y añadia el dicho histórico de su país:

Gesta Dei per francos.

Deferir las ovaciones de que ha sido objeto, los honores y condecoraciones que los soberanos y los pueblos le han otorgado, la inmensa alegría de su corazón, es inútil. ¿Quién no ha seguido paso á paso todos los detalles del gran acontecimiento del siglo XIX?

Pero para terminar su bosquejo moral, debemos añadir que su triunfo no ha alterado en lo mas mínimo la sencillez de su existencia.

Aunque está lleno de condecoraciones, prefiere á todas ellas la


Herculano

HERCULANO.

Jardines de Recoletos, Madrid

JARDINES DE RECOLETOS.—Teatro y Circo de Madrid.