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Aun mayor fue la que produjo otro, enviado por Brome, el cual liabia sido enconlrado al ejecutarse varias obras de defensa en la cantera de Forbes, ¡.1 N. de la plaza, asemejándose en su tipo al renombrado de Neanderthal. Pensaba Busk que el calperise debia tenerse en mayor aprecio que éste, atendido á que aquel conserva entera toda la región occipilal con inclusión del borde posterior del «foramen magnum,» mucha parte de la base, un temporal, casi toda la faz, y la mandíbula superior, donde se observan los dientes desgastados de una manera que se presta á las mas graves consideraciones. Careciendo de estas partes el de Neanderthal, resulta que el calpense es como su complemento, esplicándose así su singular significación en el estudio del hombre prehistórico. Además, semejante, descubrimiento , anadia considerable valor al cráneo alemán, pues faltaba ya razón para afirmar que este, solo representaba una aberración individual, pudiéndose, por el contrario considerarlo como característico de una raza que se estendia desde las orillas del Rhin hasta las columnas de Hércules.

Insistiendo en su opinión, piensa M. Busk, sobre cuya competencia declinamos la responsabilidad de estos asertos, que el cráneo calpense ofrece aun mayores rasgos pilecoides que el de Neanderthal, lo que unido á su naturaleza casi mineral arguyen una antigüedad enorme.

Va se concibe ni efecto que estas noticias producirían entre los hombres dedicados á las cuestiones paleoetnológica*. Necesitábanse mayores informes y Falconer y Busk se vieron precisados á redactar una nueva nota que fue leída en k Junta celebrada por «la Asociación Británica para el desarrollo de la ciencia» en la reunión de Bath en ISO i. La opinión continuaba no obstante, pidiendo un reconocimiento científico de las cavernas de Gibrallar; deseábalo Sir W. i. Codríngton y Brome lo reclamaba. Cediendo á esla triple presión Falconer y Busk atravesaron el Océano y llegaron ¡i la colonia en el otoño de 1864.

II.

A la buena amistad con que ncs favorece el ¡luslrad<¡ don J. B. Scandclla, vicario apostólico de Gibrallar, y á h galantería del capitán Brome, debemos multitud de datos inéditos que nos han servido para redactar la primera parle de esle artículo. Ellos lambíen nos proporcionaron la Memoria que redactaron Falconer y Busk. Ateniéndonos á este documento y á otros no menos valiosos, daremos alguno* detalles que no dudamos acogerán con gusto nuestros lectores.

Conócense en el monte Calpe cavernas de dos clases: 1." cavidades más ó menos horizontales escavadas por lasolas en los flancos de la peña, á diferentes alturas. 2/ cavidades que parten de la superficie y que comunican coii profundas simas verticales, denotando que la masa del Peñón ha sido quebrantada en una época remota, por violentos levantamientos.

Tanto la antigua cueva de San Miguel como la del establecimiento penitenciario denominada «Caverna Genísta» en honor de su diligente descubridor y con alusión á su apellido Brome, que en latín significa «genísta,» la retama, el esparto, la hiniesta en antiguo español, corresponden á la segunda división [1]. Clasificados los fósiles estraidos de la última, se ha visto que pertenecen al elefante, al rinoceronte, al auroch, al ciervo, á la gamuza, al caballo salvaje y al jabalí, especies que habitaban el monte en unión con hienas, leopardos, linces africanos y cervales que solían atacar á los individuos mas débiles para devorarlos. Opinan Falconer y Busk que estos restos vinieron á reunirse en la caverna del modo siguiente. En los tiempos primitivos la superficie del Peñón y su nivel relativamente al mar, eran muy distintos de los actuales. Los animales vivieron y murieron sobre el Peñón durante una larga serie de años. Yacían sus restos esparcidos por el suelo, y en la mayoría de los casos la acción del sol y de los agentes atmosféricos los reducirían á polvo; mas una parte de ellos fue arrastrada por las aguas hasta depositarla en las depresiones del terreno producidas por las corrientes, y cuando éstas alcanzaban su potencia máxima, los huesos mezclados con cuantos materiales conducía el torrente, eran sepultados en las hendiduras del monte, donde con el trascurso de los siglos se solidificaron formando una masa de conglomerados bajo la influencia de las filtraciones calcáreas.

Esplicado as! el relleno de las simas y la formación de las brechas huesosas, insisten los sabios naturalistas en afirmar la existencia del elefante en el área del monte, hecho que no puede negarse, hallándose demostrado por el hallazgo en Punta Europa de un molar propio de una especie estinguida que se cree ser el «elephas antíquus.» Aseveran lo propio tocante á la hiena, pues además de los numerosos restos que de su osamenta se han extraído de la caverna Genísta, Brome recogió considerab'e cantidad de coprólítos peculiares á la «hiena brunnea,» y en cuanto al ihex, los huesos acumulados revelan por lo menos trescientos individuos. Y se advierte en la Memoria que analizamos, que no se hallaron fósiles que acusaran la presencia del mamut, del «rinocerus tichorínus,» del «ursus spelaeus,» ó de la «hiena spelaea;» en cambio las tres especies de ibex determinadas, presentan estrechas afinidades con las de Africa y la «hiena brunnea,» primer ejemplo que se registra de su existencia en Europa en los tiempos primitivos, vive actualmente no lejos del Cabo de Buena-Esperanza y en Natal. Unido esto á haberse desenterrado huesos del elefante africano en las inmediaciones de Madrid, razón hay para pensar que en época remota hubo entre ambos continentes una comunicación terrestre más ó menos directa, pero dentro de los límites que hoy tiene el Mediterráneo.

En cuanto á los restos humanos, obtuviéronse en considerable abundancia en las hendiduras inferiores de la caverna, pudiendo reconocerse hasta treinta ó cuarenta individuos. Con ellos yacían instrumentos de piedra de la época neolítica, molinos de mano fracturados, muchos cacharros groseros, conchas marinas de especies comestibles á vueltas de algunos otros objetos menos frecuentes. Tiénense los huesos en mucha estima, y aunque no revelan considerable antigüedad, pertenecen á la época prehistórica. Atendiendo á la configuración especial de la caverna, calcúlase que no sirvió de habitación sino de lugar consagrado á ceremonias funerarias. M. Busk se inclina á creer que las mandíbulas inferiores descubiertas, corresponden á dos razas distintas, observación confirmada por los notables caracteres diferenciales que también se advierten en otros huesos del esqueleto, siendo de éstos los mas raros, varios de la pierna que no han hallado semejantes en las numerosas colecciones de Londres, si bien M. Pruner-Rey y M. Lartet, facilitaron á Falconer algunos de Argelia y otro del Valle del Yezere, que se asemejaban algo al tipo de los primeros.

A estos descubrimientos siguieron otros no menos provechosos. Durante los años 1864 y 1865, el capitán Brome reconoció nuevas cavernas dentro de la zona ocupada por la «genista,» estrayendo huesos labrados, útiles de la misma materia, cerámica hecha á mano y conchas marítimas y lacustres.

En 1867 acometió la exploración de las cuevas de San Miguel y Martin, y una vez perforada la capa cstalacmilica, estendióse ante los ojos del esplorador un rico depósito de huesos humanos asociados á fragmentos de cerámica análogos á los anteriormente recogidos, hachas de piedra y cuchillos de pedernal. También en otra gruta próxima á la de Martin, conocida con el nombre de «Teg Tree,» descubriéronse idénticos materiales.

Ampliadas las escavaciones de la gran caverna de San Miguel , además de estraerse considerable cantidad de restos humanos y testimonios elocuentes do la primitiva industria, registráronse nuevas cuevas y entre ellas cinco asaz notables que se bautizaron con el título de «cavernas de Leonora,» en recuerdo de la primera dama que las visitó.

En 1868 explorólas del «Viejo» y de «Paca Roca» situadas en distintos parajes del Peñón, continuando sus trabajos con el mayor éxito, hasta que en virtud de órdenes superiores, fue trasladado con otro destino á Inglaterra.

Los descubrimientos de que acabamos de hacer una tan somera descripción, préstanseá multiplicadas consideraciones. Ocupóse de ellos el Congreso prehistórico en la asamblea de 1868, celebrada en Norwich, promoviendo un escelente trabajo del profesor Busk, que con él ha añadido un nuevo titulo al respeto y á la consideración de cuantosse arañan por el progreso de la ciencia del hombre. También nuestra Sociedad Antropológica de París, ha escuchado con gusto y no escaso fruto, las profundas observaciones que el exámen de los huesos del Monte Calpe sugirieron al laborioso y competente M. Broca, confirmándose la idea del alto valor que en los estudios prehistóricos representan tan preciosas antiguallas.

Pudiéramos ahora relacionar estos hechos con las investigaciones ejecutadas por nosotros mismos en cavernas del territorio español no muy distantesdel Estrecho,fácil nos seria consignar datos que en nuestro juicio acreditan la doctrina de la comunicación entre Andalucía y Mauritania, en tiempos pretéritos; asimismo podríamos decir no poco en órden al camino que siguieran los hombres venidos del Oriente cuando llegaron á poblar nuestra península , pero estos temas exigen más espacio del que ahora disponemos, y no entra además, en nuestro cálculo el discutirlos por el momento.

Francisco M. Tubino,


UN HEROE SIN NOMBRE.

Cuánto no han alabado los franceses y cuán llenos de razón el famoso «¡A moi, Auvergne!» del animoso D'Assas, quién, sorprendido por una columna austríaca, murió llamando á los suyos, primero que dejarles desapercibidos contra la fuerza enemiga! Los franceses alaban siempre lo suyo, y hacen bien. Por no imitarles en nada bueno, hacemos lo contrario los españoles, aventajando á todos los gallegos.

Cierto, pocas tierras han hecho en el mundo mayores sacrificios por la madre patria, que Galicia, pero ninguna los ha encarecido menos, y como Dios ha dicho al hombre; «Ayúdate, que yo te ayudaré;» no es mucho que Galicia esté tan poco ayudada del cielo y de los hombres, cuando tan poco se ayuda á sí propia. Para algo mas que para llorar y gemir hemos nacido. ¡Ay del individuo ó del pueblo que pone la esperanza de su remedio en la conmiseración ajena! ¡Ay de Galicia, mientras no varié de rumbo! ¡Ay de Galicia, mientras para ella sea objeto de dudas, todo el que lleve sangre suya en las venas! Pueblo que ignore qué cosa sea amar á su laza, es pueblo inóralo ó muerto. Elija Galicia.

Con aqrel cariño, liarlo superior al nobiliario, que á su tierra profesa catalanes ) vascos, amamos nosotros el suelo en que nuestros padres vieron por primera vez la luz del dia. No ignoramos que Galicia, falte de su gran centro como Barcelma, ó de la libertad secular y genuino española, amparada só el áibol de Cuernica, que padece há largos siglos

No hace sombra á rendides, ni á traidores,

                   (Tirso De Molina). 

el mayor daño que puede afligir a un pueblo, esto es; el letargo que la agobia desde tiempos de los Reyes Católicos. Con todo, Galicia puede y debe hacer por sí cuánto han hecho otros pueblos menos favorecidos que ella. Libertad, justicia y buen gobierno se adquieren de varios modos, sino es pordioseando con lágrimas en los ojos lo que por derecho se merece; y esto lo logran la entereza, el trabajo y en especial, la confianza en Dios y en sí propio, con la cual, logra siempre el hombre cuanto le corresponde, sin fallar á la ley, un solo punto. El primer síntoma de que Galicia quera tornar á la vida, será que sus hijos, á semejanza de vascos y catalanes, comprendan que la unión y el amor á cuanto de Galicia provenga, es la base de su futura prosperidad. Así querríamos ver el renacimiento de la hermosa región de esmeralda de la Península ibérica, no menos por su propio bien que por el de España entera,

Pero si Galicia no conserva,.il parecer, la menor gratitud al buen conde don Fernando de Andrade, el que venció al famoso Aubigny vencedor del Gran Capitán, si el Conde de Gondomar, diplomático insigne, es para ella desconocido, sí tantos otros que podríamos citar no hallan en su patiia el eco generoso que en Cataluña , Tierra Vascongada y aun otras regiones de la Península bailan los hombres ilustres que en ellas nacieron ¡qué mucho pasara inadvertido el nombre del héroe de que vamos á dar cuenta en la presente narración!

I.

Hablaban varios amigos de las buenas ó malas cualidades de los españoles para soldados, según la región de la Península en que habían nacido. Cada cual elogiaba al hijo de la provincia que mejor le parecía, y, en general tenían por mejor aquella en que habian nacido.

Oíales un anciano, comandante retirado, de quien ningún general había sido protector, y viendo que el propio mérito no era suficiente, acababa de lograr el retiro, dejando el puesto en la escala á un mozalvete que no llevaba la quinta parte de años de servicios, dado que estos merecieran semejante nombre, en comparación de los de nuestro veterano.

Llevaba la conversación visos depararen disputa, creyéndose cada cual obligado á defenderá la gente de su tierra, aunque fuese negando las malas calidades y subiendo las buenas hasta el cielo.

A esto esclamó el comandante:

—Señores, nadie puede hablar con menos pasión que yo. He nacido en Chile, aunque de padre español, y por lo tanto, no se dirá que el amor á tal ó cual provincia me ciega.

—Cierto, dijeron todos; tiene razón.

—Pues entonces, y si además, no hallan ustedes inconveniente en concederme cierto conocimiento de cuanto se refiere á mi antiguo oficio.... les diré, que tengo al gallego por el mejor soldado de España.

Negáronse muchos á confesarlo que el veterano decía, pero esté díó sus razones, muchas de las cuales fueron apro-

  1. (a) Según me advierte un docto, la planta «genista» dió nombre á la casa de los « tinta-gemelos.»