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dimientos de vapores que luego se disipan.—La parle del volcan comprendida entre el limite de la vegetación y el cráter, tiene la forma de un tronco de cono, su superficie presenta varias coloraciones como la negruzca, rojiza y cenicienta dependiendo esta última de un revestimiento de liqúenes y está formada en parte de grandes rocas, en otras y esto es lo general, de arena y fragmentos de lava en un equilibrio inestable; de algunos puntos próximos al mamelón y de otros del perímetro del cráter salen pequeñas columnas de humo.

«No se nota abertura en la cima del mamelón donde sale la columna de humo, según se infiere de los vapores incoloros que se desprenden, toda la masa está elevada á una alta temperatura y produce á la vista un efecto semejante al que causa la bruma á medio dia en un extenso llano.

»El termómetro marcó 11° en este lugar á las once y media.

«A la una de la tarde me dirigi á donde estaban mis compañeros ocupado.; en aquel momento de tomar vistas del cantil, permaneciendo allí hasta las tres de la tarde que volvimos al paraje, ocupando el resto del dia en hacer excursiones.

«Ningunos fenómenos extraños notamos este dia y lo pasamos ya con nieblas, ya con sol ó simplemente nublado cayendo a las cinco de la tarde precedida de ligeros truenos una llovizna que duró poco; la noche estuvo despejada y en calma; los derrumbes tuvieron lugar como ea los dias anteriores Temperatura:

7° á las tres de la mañana
5° á las cuatro y cuarto.
14° á las doce del dia (nublado)
17° á las doce y media con un poco de sol
13° á las tres y media (nublado)
14 ° á las cinco de la tarde
10° á las ocho de la noche
9° á las doce de ídem.

«En la mañana del 24 mientras mis compañeros dibujaban sobre la cima de un cerro, me fui á recoger una colección de lavas antiguas y nuevas recorrieron las partes que no había transitado y notando lodo aquello que podia necesitar en mi informe.

«Desde las seis comenzaron á salir de la circunferencia del cráter, columnas de humo que unidas á las del mamelón formaban una gran nube; en los dias anteriores no se había observado cosa semejante acaso debido á las nubes que invadían el cerro; lo mas notable fue que al momento que se observó comenzaron á salir las expresadas columnas del cráter, la del mamelón disminuyó considerablemente. Temperatura:

10° á las cinco de la mañana

15° y medio á las nueve de idem.

«La parte accesible del volcan estando invadida por la masa de rocas eruptivas elevadas á una alta temperatura y a las que no puede uno acercarse sino con peligro; la fuerte in filiación de las vertientes de los otros lados compuestas de arena y fragmentos de lava que sp desbordan fácilmente; las densas nieblas que con frecuencia invaden aquellas alturas impidiendo ver aun los objetos mas cercanos y cuya duración es á veces de mas de veinticuatro horas y por último, el cambio de los vientos que arrastran consigo sobre los costados, los vapores deletéreos que se desprenden, me impidieron hacer la ascensión como lo pretendía.

«Varias tentativas hicimos para recogerlos vapores que se exhalan; pero todas fueron inútiles en razón de necesitarse para ello un aparato especial cuya construcción requiere ántes la vista ocular del lugar del desprendimiento.

«Los fenómenos atmosféricos fueron hoy con pocas excepciones como los dias anteriores.

«A las once del dia faltos de víveres, y de agua que teníamos que proporcionarnos á una distancia de 14 kilómetros, emprendimos la marcha para San Marcos á donde llegamos á las dos y media de la tarde.

»La actual erupción no puede calcularse si se limita á los efectos que ha causado ó siga como hasta aquí vomitando materias incandescentes que terraplenaran los muchos barrancos que se encuentran en aquellos lugares ó bien, se abrirán nuevos respiraderos en las partes bajas por donde tengan lugar corrientes de lava liquida como se verifica según lo demuestra la observación en las demás montañas ignívomas; no obstante, á juzgar por los preliminares y por haber estado en actividad de algunos años á esta parte creo que no traerá consecuencias fatales.—Colima, Agosto 30 de 1869.— Miguel N. Orozco. »

« A última hora. El volcan continúa en su erupción, desde el 30 de Agosto próximo pasado sigue desprendiendo masas incandescentes como lo hacia ántes. Colima Setiembre 15 de 1809.—Orozco.»


EL GENERAL BALMASEDA.

Con el mayor gusto ofrecemos á nuestros lectores el retrato de uno de los hombres más simpáticos á España.

Las luchas políticas nos tienen por desgracia acostumbrados á ver en los militares hombres más ó menos populares, según las ideas que defienden con su influencia en el ejército. El general á quien consagramos estas líneas, se nos presenta bajo otro aspecto: es el defensor de Cuba, ó lo que es lo mismo, de la independencia de España: no es un partido quien le aplaude, es la nación entera.

El gobierno puede estar seguro que al elevarle á la gerarquía de teniente general, su determinación ha sido universalmente aclamada. Todos los españoles, en efecto, sienten hácia ese español intrépido, que arrostrando peligros sin cuento, ha sacado triunfante de los combates la bandera española, un vivo afecto, una simpatía sincera y grande, una admiración entusiasta.

El general conde de Balmaseda es vascongado, y hace ya mucho tiempo que reside en la Habana y goza de general estimación.

Hoy podrá tener unos cincuenta años, y su actividad, su pericia, su valor, y la energía de su carácter, le presentan á los ojos de todo el mundo como un hombre en todo su esplendor, en todo su apogeo.

Fíjense bien nuestros lectores en la noble fisonomía del general, y se convencerán de que estas cortas líneas dedicadas á su alabanza no pecan de exageración.


EL PARQUE DE MADRID,

Y LOS PATINADORES.

La población de Madrid situada en medio de unos campos áridos y despoblados, seria la más triste de las capitales de España si no tuviera en sus cercanías algunos frondosos paseos y bellos jardines que al par que embellecen los arrabales de la ex-córte, permiten al vecindario alguna espansion ya en las floridas mañanas de la primavera, ya en las ardorosas noches del verano, en las poéticas lardes del otoño y aun en los rigurosos dias de invierno en que los fríos y las heladas roban á los jardines todas sus flores y despojan á la naturaleza de sus vistosas galas.

El Retiro es sin duda alguna el jardín más ameno y frondoso, el más bello adorno de Madrid y el sitio de recreo donde las familias pueden disfrutar la dulce calma de los campos y respirar las auras embalsamadas por el ambiente de las flores.

Esta posesión que tantos recuerdos trae á nuestra mente y que ha sido teatro de tantas aventuras galantes y novelescas y servido de centro á los insignes poetas que florecieron en los siglos XVI y XVII, ha sufrido tantas variaciones cuantos han sido los grandes acontecimientos políticos en nuestra patria durante estos últimos años.

No hace mucho tiempo que esta deliciosa posesión pertenecía á la corona, llamábase el Real Sitio del Retiro y como una propiedad particular se hallaba acotada con verjas y tapias, que designaban su jurisdicción, y aun dentro de ella habia otras divisiones que separaban los jardines reservados de los que se abrían al público durante algunas horas y con sujeción á determinadas superiores órdenes. Aun con estas limitaciones podia disfrutar el público de las deliciosas y tranquilas alamedas y de los paseos y laberintos que aquí y allá brindan con su frescura á las elegantes damas y almidonados pollos, lo mismo que á los filósofos y á los enfermos que prefieren las silenciosas calles de lilos, y así como á los niños que reunidos en el parterre juguetean entre las flores entregados á la alegría infantil mas espansiva y dichosa.

No queremos acordarnos de unos frondosos paseos que fueron talados hace pocos años bajo pretestos que nadie aprobó y que motivaron mil reclamaciones de la prensa y del vecindario. Todo fue inútil; la parte del Retiro más próxima á la población quedó desde entonces reducida á un campo árido y lleno de escombros, en el que aun no se han terminado la construcción de los edificios que han de regularizar aquel sitio.

La revolución de setiembre ha dejado sentir sus efectos en aquel cultivado terreno que parecía neutral y completamente ageno á los sucesos políticos que han tenido lugar en España.

La caida de la dinastía Borbónica entregó al pueblo la posesión de los jardines, y el Buen Retiro llamóse el Parque de Madrid, para indicar con este nombre que desde aquel trascendental acontecimiento, correspondía esclusivamente al municipio de Madrid el derecho de disfrutar sin limitación alguna de aquellos paseos, de aquellos panoramas y de aquella atmósfera apacible y encantadora. El municipio tomó á su cargo la administración del Sitio y comenzó por derribar las lapias y por abrir al público los paseos y glorietas que siempre habían estado reservados para solaz de la real familia.

No quisiéramos consignar ahora los hechos que demuestran cuál fue el modo con que algunos interpretaron la libertad que el municipio les otorgara. La última primavera poblaba de flores los frondosos lilos que tanto abundan en aquellos paseos, el pueblo cruzaba libremente por ellos; pero en vez de respetar aquellas flores, hubo gentes bárbaras que se complacían en talar los arbustos y en despojar los jardines de sus mejores atavíos. Actos tan vergonzosos, y tan indignos de la cultura de un pueblo civilizado, dieron motivo á algunas medidas represivas, para evitar tales robos hijos más bien de la inadvertencia que del dañado intento de sus autores. Desgraciadamente no puede aun decirse de todo el pueblo de Madrid que sabe imitar la conducta observada en otros pueblos estranjeros donde hay jardines abiertos al público en los que no se cometen tales desmanes, porque todos cuantos á ellos concurren, sin distinción, saben perfectamente que aquellas flores no pertenecen á ninguna individualidad y que lodos se hallan obligados no sólo á respetarlas, sino á impedir que otro cause el menor daño en aquellos planteles tan esmeradamente cultivados y que se conservan siempre bajo la custodia de los mismos que á ellos concurren, mejor que bajo la vigilancia de los guardas y floricultores.

El Parque de Madrid tiene hoy paseos p ira todas las clases de la sociedad, brindando sus sencillos goces lo mismo al elegante aristócrata, que al modesto artesano; al escéntrico y meditabundo filósofo, que á la bulliciosa y alegre costurera; al pretencioso y rico capitalista que al empleado de corto sueldo que se contenta con beber en la cristalina fuente de la Salud al paso que acompaña á su esposa ya entrada en años, ó á su abuelo, constantes panegiristas de las virtudes de aquellas aguas.

Encomendada al alcalde señor Alvareda la administración del Parque de Madrid , ha procurado y procura constantemente aumentar las diversiones que pueden disfrutarse en este sitio, ofreciendo al mismo tiempo á las damas de la aristocracia y á los pollos comm' il faut nuevos recreos aun en la presente estación, la menos á propósito para las diversiones campestres. Sin embargo, los patinadores sólo en el rigor del invierno pueden entregarse á sus ejercicios patínescos (no sé si es admisible la palabra) y en verdad, el señor Alvareda ha tenido una feliz ocurrencia al disponer la construcción de un estenso lago de medio pie de profundidad en el que sin peligro puedan aquellos entregarse á sus rápidos ejercicios. Con este motivo durante la ultima semana ha sido el Parque de Madrid favorecido por muchas elegantes é intrépidas pollas y no pocos aristócratas del sexo feo que prevenidos de sus correspondientes patines se han lanzado á la superficie del lago, donde han lucido su agilidad y firmeza ante la numerosa concurrencia que con la mayor puntualidad acudía á presenciar tan divertido espectáculo. Es verdad que muchos acaramelados jóvenes solían recibir sendos batacazos cuando mas seguros se creían en aquel resbaladizo pavimento. Otros llevados de su impetuosidad y no contentándose con patinar sobre el hielo, se extralimitaban hasta llegar á algunos puntos donde se sumergían súbitamente, recibiendo unos pediluvios que no creemos les fueran recetados por ningún Galeno.

Una de estas escenas ofrecemos hoy en el grabado de nuestro número, el cual no reproduce sin embargo algunos detalles cómicos que suelen producir gran efecto en el original.

La aristocrática sociedad veloz-clubs que tiene por objeto la propaganda de esta diversión, asi como el cultivo de la velocipedologia, (si á ustedes no les parece mal la palabra), aun no ha planteado en grande escala sus proyectos; pero en tanto, gracias al señor Alvareda, pueden los patinadores y velocipedistas ejercitar sus aficiones en el delicioso Parque de Madrid.

La primavera próxima ofrecerá aquel sitio nuevos atractivos á los que se agregarán regatas en el estanque grande, carreras de velocípedos al rededor del lago y otras diversiones que añadirán nuevos atractivos á aquellos amenos jardines.