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LA VUELTA DE MARTIN FIERRO

Cuanto él mas se enfurecia
Yo mas me empiezo á calmar;
Mientras no logra matar
El indio no se desfoga;
Al fin le corté una soga
Y lo empecé aventajar.

Me hizo sonar las costillas
De un bolazo aquel maldito;
Y al tiempo que le di un grito
Y le dentro como bala,
Pisa el indio, y se refala
En el cuerpo del chiquito.

Para esplicar el misterio
Es muy escasa mi cencia—
Lo castigó, en mi concencia,
Su Divina Magestá—
Donde no hay casualidá
Suele estar la Providencia.

En cuanto trastrabilló
Mas de firme lo cargué,
Y aunque de nuevo hizo pié
Lo perdío aquella pisada;
Pues en esa atropellada
En dos partes lo corté.


Pelea de Martin Fierro con un Indio


Al sentirse lastimao
Se puso medio afligido—
Pero era indio decidido,
Su valor no se quebranta—
Le salian de la garganta
Como una especie de aullidos.

Lastimao en la cabeza
La sangre lo enceguecia;
De otra herida le salia
Haciendo un charco ande estaba—
Con los pies la chapaliaba
Sin aflojar todavia.

Tres figuras imponentes
Formabamos aquel terno:—
Ella en su dolor materno,
Yo con la lengua dejuera,
Y el salvage como fiera
Disparada del infierno.

Iba conociendo el indio
Que tocaban á degüello—
Se le erizaba el cabello
Y los ojos revolvia—
Los labios se le perdian
Cuando iba á tomar resuello.