Página:La vuelta de Martin Fierro - Jose Hernandez (2ed).pdf/25

De Wikisource, la biblioteca libre.
Esta página ha sido corregida
24
LA VUELTA DE MARTIN FIERRO

Marque su rumbo de dia
Con toda fidelidá—
Marche con puntualida
Siguiéndolo con fijeza,
Y si duerme, la cabeza
Ponga para el lao que vá.—

Oserve con todo esmero
Adonde el sol aparece,
Si hay neblina y le entorpece
Y no lo puede oservar,
Guardesé de caminar
Pues quien se pierde perece.

Dios les dio istintos sutiles
A toditos los mortales—
El hombre es uno de tales
Y en las llanuras aquellas—
Lo guian el sol, las estrellas,
El viento y los animales.

Para ocultarnos de dia
A la vista del salvage,
Ganábamos un parage
En que algun abrigo hubiera—
A esperar que anocheciera
Para seguir nuestro viage.

Penurias de toda clase
Y miserias padecimos—
Varias veces no comimos
O comimos carne cruda.
Y en otras, no tengan duda,
Con reices nos mantubimos.

Despues de mucho sufrir
Tan peligrosa inquietú—
Alcanzamos con salú
A divisar una sierra,
Y al fin pisamos la tierra
En donde crece el Ombú.—

Nueva pena sintió el pecho
Por Cruz, en aquel parage—
Y en humilde vasallage
A la magestá infinita,
Besé esta tierra bendita
Que ya no pisa el salvage.

Al fin la misericordia
De Dios, nos quiso amparar;
Es preciso soportar
Los trabajos con costancia—
Alcanzamos á una Estancia
Despues de tanto penar.

Ay mesmo me despedi
De mi infeliz compañera—
«Me voy, le dije, ande quiera,
«Aunque me agarre el gobierno,
«Pues infierno por infierno
«Prefiero el de la frontera.»—

Concluyo esta relacion,
Ya no puedo continuar,
Permitanme descansar :
Están mis hijos presentes,
Y yo ansioso porque cuenten
Lo que tengan que contar—


11


—Y mientras que tomo un trago
Pa refrescar el garguero—
Y mientras tiempla el muchacho
Y prepara su estrumento—
Les contaré de que modo
Tuvo lugar el encuentro—
Me acerqué á algunas Estancias
Por saber algo de cierto,
Creyendo que en tantos años
Esto se hubiera compuesto;
Pero cuanto saqué en limpio
Fué, que estabamos lomesmo,
Ansi me dejaba andar
Haciéndome el chancho rengo,
Porque no me convenia
Revolver el avispero;
Pues no inorarán ustedes
Que en cuentas con el gobierno
Tarde ó temprano lo llaman
Al pobre á hacer el arreglo,
—Pero al fin tuve la suerte
De hallar un amigo viejo,
Que de todo me informó,
Y por él supe al momento,
Que el Juez que me perseguia
Hacia tiempo que era muerto:
Por culpa suya he pasado
Diez años de sufrimiento,
Y no son pocos diez años
Para quien ya llega á viejo.
Y los he pasado ansí,
Si en mi cuenta no me yerro :
Tres años en la frontera,
Dos como gaucho matrero,
Y cinco allá entre los Indios
Hacen los diez que yo cuento.
—Me dijo, á mas, ese amigo
Que andubiera sin recelo,
Que todo estaba tranquilo,
Que no perseguia el Gobierno;
Que ya naides se acordaba
De la muerte del moreno—
Aunque si yo lo maté,
Mucha culpa tuvo el negro.
Estube un poco imprudente,
Puede ser, yo lo confieso,