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LA VUELTA DE MARTIN FIERRO

Esta me dá con el pié
Aquella otra con el codo—
Ah! viejas, — por ese modo,
Aunque de corazon tierno,
Yo las mandaba al infierno
Con oraciones y todo.

Otra vez, que como siempre
La parda me perseguia,
Cuando yo acordé, mis tias
Me habían sacao un mechon
Al pedir la estirpacion
De todas las heregías.

Aquella parda maldita
Me tenia medio afligido,
Y ansi, me habia sucedido,
Que al decir estirpacion—
Le acomodé entripacion
Y me cayeron sin ruido—

El recuerdo y el dolor
Me duraron muchos dias—
Soñé con las heregías
Que andaban por estirpar—
Y pedia siempre al resar.
La estirpacion de mis tias.

Y dale siempre rosarios,
Noche á noche y sin cesar—
Dale siempre barajar
Salves, trisagios y credos,
Me aburri de esos enriedos
Y al fin me mandé mudar.


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Andube como pelota,
Y mas pobre que una rata—
Cuando empecé á ganar plata
Se armó no sé qué barullo—
Yo dije: á tu tierra grullo
Aunque sea con una pata.

Eran duros y bastantes
Los años que allá pasaron—
Con lo que ellos me enseñaron
Formaba mi capital—
Cuanto vine me enrolaron
En la Guardia Nacional.

Me habia egercitao al naipe,
El juego era mi carrera;—
Hice alianza verdadera
Y arreglé una trapisonda
Con el dueño de una fonda
Que entraba en la peladera.

Me ocupaba con esmero
En floriar una baraja—
El la guardaba en la caja
En paquetes como nueva;
Y la media arroba lleva
Quien conoce la ventaja.

Comete un error inmenso
Quien de la suerte presuma,
Otro mas hábil lo fuma,
En un dos por tres, lo pela;—
Y lo larga que no vuela
Porque le falta una pluma.

Con un sócio que lo entiende
Se arman partidas muy buenas,
Queda alli la plata agena,
Quedan prendas y botones;—
Siempre cain á esas riuniones
Sonzos con las manos llenas.

Hay muchas trampas legales,
Recursos del jugador—
No cualquiera es sabedor
A lo que un naipe se presta
Con una cincha bien puesta
Se la pega uno al mejor.

Deja á veces ver la boca
Haciendo el que se descuida—
Juega el otro hasta la vida
Y es siguro que se ensarta,
Porque uno muestra una carta
Y tiene otra prevenida.

Al monte, las precauciones
No han de olvidarse jamas—
Dehe afirnarse á demas
Los dedos para el trabajo—
Y buscar asiento bajo
Que le dé la luz de atras.

Pa tayar, tome la luz—
Dé la sombra al alversario—
Acomódese al contrario
En todo juego cartiao—
Tener ojo egercitao
Es siempre muy necesario.

El contrario abre los suyos,
Pero nada vé el que es ciego—
Dándole soga, muy luego
Se deja pezcar el tonto—
Todo chapeton cree pronto
Que sahe mucho en el juego.—

Hay hombres muy inocentes
Y que á las carpetas van—
Cuando asariados estan,
Les pasa infinitas veces,
Pierden en puertas y en treses,
Y dándoles mamarán.