Esto contó Picardia
Y despues guardó silencio,
Mientras todos celebraban
Con placer aquel encuentro,
Mas una casualidá,
Como que nunca anda lejos,
Entre tanta gente blanca
Llevó tambien á un moreno,
Presumido de cantor
Y que se tenia por bueno—
Y como quien no hace nada,
O se descuida de intento,
Pues siempre es muy conocido
Todo aquel que busca pleito—
Se sentó con toda calma
Echó mano al estrumento
Y ya le pegó un rajido—
Era fantástico el negro,
Y para no dejar dudas
Medio se compuso el pecho.
Todo el mundo conoció
La intencion de aquel moreno—
Era claro el desafio
Dirijido á Martin Fierro,
Hecho con toda arrogancia,
De un modo muy altanero.
Tomó Fierro la guitarra,
Pues siempre se halla dispuesto—
Y ansi cantaron los dos
En medio de un gran silencio—
Mientras suene el encordao
Mientras encuentre el compaz,
Yo no he de quedarme atrás
Sin defender la parada—
Y he jurado que jamás
Me la han de llevar robada.
Atiendan pues los oyentes
Y cayensen los mirones—
A todos pido perdones
Pues a la vista resalta,
Que no está libre de falta
Quien no está de tentaciones.
A un cantor le llaman bueno,
Cuando es mejor que los piores—
Y sin ser de los mejores,
Encontrándose dos juntos
Es deber de los cantores
El cantar de contra-punto.
El hombre debe mostrarse
Cuando la ocasion le llegue—
Hace mal el que se niegue
Dende que lo sabe hacer—
Y muchos suelen tener
Vanagloria en que los rueguen.
Cuando mozo fui cantor—
Es una cosa muy dicha—
Mas la suerte se encapricha
Y me persigue costante—
De ese tiempo en adelante
Canté mis propias desdichas.
Y aquellos años dichosos
Trataré de recordar—
Veré si puedo olvidar
Tan desgraciada mudanza—
Y quien se tenga confianza
Tiemple y vamos á cantar.
Tiemple y cantaremos juntos,
Trasnochadas no acobardan—
Los concurrentes aguardan,
Y porque el tiempo no pierdan,
Haremos gemir las cuerdas
Hasta que las velas no ardan.
Y el cantor que se presiente,
Que tenga ó nó quien lo ampare,
No espere que yo dispare
Aunque su saber sea mucho—
Vamos en el mesmo pucho
A prenderle hasta que aclare.
Y seguiremos si gusta
Hasta que se vaya el dia—
Era la costumbre mía
Cantar las noches enteras—
Había entonces, donde quiera,
Cantores de fantasía.
Y si alguno no se atreve
A seguir la caravana,
O sí cantando no gana
Se lo digo sin lisonja—
Haga sonar una esponja
O ponga cuerdas de lana.
Yo no soy señores mios
Sinó un pobre guitarrero—
Pero doy gracias al cielo
Porque puedo en la ocasion,
Toparme con un cantor
Que esperimente á este negro.