Historia del joven cojo con el barbero de Bagdad
(CONTADA POR EL COJO Y REPETIDA POR EL SASTRE)
«Sabed, ¡oh todos los aquí presentes! que mi pa- dre era uno de los principales mercaderes de Bag- dad, y por voluntad de Alah fuí su único hijo. Mi padre, aunque muy rico y estimado por toda la población, llevaba en su casa una vida pacífica, tranquila y llena de reposo. Y en ella me educó, y cuando llegué á la edad de hombre me dejó todas sus riquezas, puso bajo mi mando á todos sus ser- vidores y á toda la familia, y murió en la miseri- cordia de Alah, á quien fué á dar cuenta de la deu- da de su vida. Yo seguí, como antes, viviendo con holgura, poniéndome los trajes más suntuosos y comiendo, los manjares más exquisitos. Pero he de deciros que Alah, Omnipotente y Gloriosísimo, ha- bía infundido en mi corazón el horror á la mujer y á todas las mujeres, de tal modo, que sólo verlas me producía sufrimiento y agravio. Vivia, pues, sin ocuparme de ellas, pero muy feliz y sin desear cosa alguna. Un día entre los dias, iba yo por una de las ca- lles de Bagdad, cuando vi venir hacia mí un grupo numeroso de mujeres. En seguida, para librarme de ellas, emprendí rápidamente la fuga y me meti en