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Página:Las mil noches y una noche v23.djvu/127

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LOS TRAGALUCES DEL SABER...

Y entonces hizo aparecer á Al-Rachid, y le hizo prestar juramento de que jamás habia abrigado en la imaginación el menor proyecto de rebeldía ó la menor ambición, y que jamás intentaría nada contra la autoridad califal.

Y después de estas explicaciones, desapareció la cólera de Al-Hadi. Y se volvió á la cúpula, donde había dejado á su favorita con Ishak. Y despidió al músico y se quedó solo con la bella Ghader, divirtiéndose, regocijándose y dejándose penetrar por las delicias mezcladas de la noche y del amor. Y he aqui que de repente sintió un fuerte dolor en la planta de un pie. Y al punto se llevó la mano al sitio dolorido que le desazonaba y se rascó. Y en algunos instantes formóse alli un pequeño tumor, que aumentó, hasta tener el volumen de una avellana. Y se le irritó, produciéndole desazones intolerables. Y se lo rascó de nuevo; y aumentó hasta tener el volumen de una nuez, y acabó por reventársele. Y al punto Al-Hadi cayó de espaldas, muerto.

La causa de aquello fué que Khaizarán, en los pocos instantes que estuvo el califa con ella, después de la reconciliación, le había dado á beber un sorbete de tamarindo, que contenía la sentencia del Destino.

El primero que se enteró de la muerte de Al-Hadi fué precisamente el eunuco Massrur. E inmediatamente corrió á ver á la princesa Khaizarán, y le dijo: «¡Oh madre del califa! ¡Alah prolongue