chid dijo: «¡Oh hijo de Ibrahim! la vida de las criaturas está escrita en el libro del Destino. ¿Acaso habría podido arrebatarme la vida si no estuviera decretado el término de ésta?» Y se encaró con la bella Ghader y le dijo: «Y tú, joh joven! ¿qué dices?» Y Ghader tomó su laúd y preludió, y con voz profundamente conmovida cantó estos versos:
¡El tiempo tiene dos clases de dias: dias de seguridad y días de peligro!
¡No te fies ni del tiempo ni de la vida, porque á los días más límpidos suceden días turbios y sombríos!
Y al acabar estos versos, la favorita de Al-Hadi desfalleció de pronto y cayó sin sentido ni movimiento, dando con la cabeza en el suelo. Y la socorrieron y la movieron. Pero ya no existia, refugiada en el seno del Altísimo. Y dijo Ishak: «¡Oh mi señor! amaba al difunto. Y á lo menos á que aspira el amor es á esperar á que el enterrador acabe de cavar la tumba. ¡Alah extienda sus misericordias sobre Al-Hadi, sobre su favorita y sobre todos los musulmanes!»
Y de los ojos de Al-Rachid cayó una lágrima. Y ordenó lavar el cuerpo de la muerta y depositarlo en la propia tumba de Al-Hadi. Y dijo: «¡Si! ¡Alah extienda sus misericordias sobre Al-Hadi, sobre su favorita y sobre todos los musulmanes!»