Ir al contenido

Página:Las mil noches y una noche v23.djvu/156

De Wikisource, la biblioteca libre.
Esta página no ha sido corregida
154
LAS MIL NOCHES Y UNA NOCHE

Pero como Alah el Altísimo no había escrito en mi destino el oficio de tintorero, no podía yo deci- dirme á pasarme todos los dias junto à las tinas de tinte. Y á menudo me escapaba de la tienda para ir á mezclarme con los atentos oyentes que escu- chaban la enseñanza religiosa del imán'Abu-Hani- fah (¡Alah le colme con sus dones más escogidos!). Pero mi madre, que vigilaba mi conducta y me se- guia frecuentemente, reprobaba con violencia aque- llas salidas, y muchas veces iba á sacarme de la asamblea que escuchaba al venerable maestro. Y me arrastraba de la mano, riñéndome y pegando- me, y me hacía volver por fuerza á la tienda del tintorero.

Y yo, á pesar de aquellas persecuciones asiduas y de aquellas regañinas por parte de mi madre, siempre encontraba medio de seguir con regulari- dad las lecciones del maestro venerado, que ya me conocía y me citaba por mi celo, mi diligencia y mi ardor en buscar instrucción. De modo que un día, furiosa por mis escapatorias de la tienda del tintorero, mi madre se puso á gritar en medio del auditorio escandalizado, y dirigiéndose violenta- mente à Abu-Hanifah, le insultó, diciéndole: «Tú eres ¡oh jeique! el causante de la perdición de este niño y de la segura caida en el vagabundaje de este huérfano sin recurso alguno. Porque yo no tengo mas que el producto insuficiente de mi huso; y si este huérfano no gana algo por su parte, pronto nos moriremos de hambre. Y la responsabilidad de