CONCLUSIÓN
Y tras de contar así esta historia, añadić Schahrazada: «Y esta es joh rey afortunado! la tierna historia del príncipe Jazmín y de la princesa Almendra. Y la he contado como llegó á mí. ¡Pero Alah es más sabio!»>
Luego se calló.
Entonces exclamó el rey Schahriar: «¡Oh Schahraza- da! ¡cuán espléndida es esa historia! ¡Oh! ¡qué admira- ble es! Me has instruído, ¡oh docta y discreta! y me has hecho ver los acontecimientos que les sucedieron á otros que yo, y considerar atentamente las palabras de los re- yes y de los pueblos pasados, y las cosas extraordina- rias y maravillosas ó sencillamente dignas de reflexión que les ocurrieron. Y he aquí que, en verdad, después de haberte escuchado durante estas mil y una noches, salgo con el alma profundamente cambiada y alegre y embebida del gozo de vivir. Así, pues, ¡gloria á quien te ha concedido tantos dones selectos, joh bendita hija de mi visir! ha perfumado tu boca y ha puesto la elo-