pre al más seco y descarnado. En cuanto á lo demás, nada absolutamente: no deslizaría su mano sobre mí ni siquiera para saber sólo cómo estoy.»
Y la cuarta dijo: «¡Alejado sea el hijo de mi tío! ¡Es una mole que pesa sobre mis ojos y sobre mi corazón de noche y de día! Un conjunto de defectos, extravagancias y locuras. Por cualquier cosa le da á una un golpe en la cabeza, ó le apunta y desgarra el vientre, ó se abalanza á una, ó pega, pincha y hiere al mismo tiempo. ¡Así se muera lobo tan peligroso!»
Y la quinta dijo: «¡Oh! mi esposo es bueno y hermoso como una buena noche entre las noches de Tihamah, generoso como la generosa lluvia de las nubes, y honrado y temido de todos nuestros guerreros. Cuando sale, es un león magnífico y vigoroso. Es magnánimo, y su generosidad hace que la ceniza de su hogar, abierto á todos, sea siempre abundante. La columna de su nombre es alta y gloriosa. Sobrio, se sobrepone á su hambre en una noche de festin; vigilante, no duerme nunca en noche de peligro; hospitalario, ha establecido su morada muy cerca de la plaza pública para recoger viajeros. ¡Oh! ¡cuán grandioso y hermoso es, cuán encantador! Tiene la piel suave y blanda, como una seda de conejo que os cosquillea deliciosamente. Y el perfume de su aliento es el aroma leve del zarnab. Y no obstante su fuerza y poderio, obro á mi antojo con él.»
La sexta dama yemenita, por último, sonrió