Página:Las siete tragedias de Sófocles - Biblioteca Clásica - CCXLVII (1921).pdf/132

De Wikisource, la biblioteca libre.
Esta página ha sido corregida
112
TRAGEDIAS DE SÓFOCLES

como yo. Lo primero que has de considerar es si puede haber quien prefiera gobernar con temores e inquietudes, a dormir tranquilamente, ejerciendo el mismo imperio. Porque yo nunca he preferido el título de rey al hecho de reinar efectivamente; como no lo preferirá nadie que piense prudentemente. Porque ahora, sin inquietud de ninguna especie, tengo de tí todo lo que quiero; y si yo fuera el rey, tendría que hacer muchas cosas contra mi voluntad. ¿Cómo, pues, me ha de ser más grata la dignidad real que la autoridad y el poder libre de toda inquietud? No ando tan equivocado que prefiera otras cosas que no sean las que dan honra y provecho. Ahora, pues, todo el mundo me sonríe; todos me saludan con afecto; todo el que necesita algo de tí, me adula; porque en esto está el logro de sus deseos. ¿Cómo es posible, pues, que yo renuncie a estas ventajas por obtener el título de rey? Un espíritu sensato no puede obrar tan neciamente; pero ni llegué jamás a acariciar tal idea, ni sería nunca cómplice de otro que quisiera ponerla en ejecución. Y para prueba de esto, vete a Delfos y enteráte por tí mismo para saber si te comuniqué el oráculo con toda fidelidad. Y además, si llegas a tener pruebas de que yo me he puesto en inteligencia con el adivino, condéname a muerte; y no con tu voto sólo, sino también con el mio. Pero no me inculpes por infundadas sospechas y sin oirme; porque ni es justo formar juicio temerario de un hombre de bien, confundiéndolo con un malvado, ni tomar a los malvados por hombres de bien. Porque el repudiar a un buen amigo es para mí tanto como sacrificar la propia vida, que es lo que más se estima. Pero con el tiempo llegarás a enterarte bien de todo esto; porque el tiempo es la única prueba del hombre justo, ya que al malvado basta un día solo para conocerlo.